martes, 10 de febrero de 2009

Los deberes hechos a las cuatro y media, ¿ok?

Una C, sí, la recuerdo… Ce y u… Cu... Cuan. Cuando… Basta, ya no aguanto esto. Ya sé que Katerin me ha dicho paciencia, pero no puedo, la verdad que no puedo. Quiero tirar a la basura esta mierda de libro, ni siquiera sé de qué va. Y me quiero escapar de este internado, de esta sala tan… blanca y llena de eco. Y volver a casa, odio a todas las institutrices gordas que me llenan de órdenes cada día, odio el olor de la cocina que viene de allí lejos, odio el bigote del director. Sólo han pasado dos meses, pero siento que fueron dos años. Quiero echarme en la hierba del parque a la vuelta de casa, caminar libre, sentir el sol que me calienta la piel, el rumor de las hojas, las caricias del viento... Necesito volver a sentir todo eso otra vez. Pero no me atrevo a salir, no todavía, ahora no soy capaz de nada. Bueno, por dónde iba... Cuando… tenía… seis años… coma… vi una… vez una imagen magnífica…

Mi cabeza es un mapa. Lo descifro a cada segundo, ahora soy consciente de signos que antes me eran absolutamente imperceptibles, ¿todo esto me estaba perdiendo? Reconstruyo lo que me rodea y me encanta, porque lo fabrico como yo quiero. Fabrico el mundo a mi gusto y de esa forma el mundo acaba siendo mucho, pero mucho más mío. Uno puntos, uno detrás del otro. Todavía soy dueño de las imágenes de aquellos sitios que frecuentaba, la esquina o mi habitación, y aún puedo recordar dónde están ciertos obstáculos y escalones. Ahora pienso que lo bueno de esto es que todos los lugares que conocía siempre seguirán igual en mis pensamientos, nunca envejecerán, esté donde esté. Seré dueño para siempre de este mapa.

…una imagen magnífica en un libro sobre la Selva Virgen que se llamaba… comillas… Historias vividas… Comillas. Claro, Exupéry. ¿Pero no había algo más para adultos? Vale, estos tres puntos, un signo de interrogación, aha. Joder, y este punto es una “a” y no una coma. Todo otra vez.

Oh no, debo darme prisa. Si se entera que aún voy por la primera página se va a enfadar. Y ya sé que siempre que se enfada escupe al respirar. Así que prefiero mantenerla alegre a mi querida institutriz. Las personas… mayores me… aconsejaron dejar de lado… los dibujos de serpientes… boas abiertas o ce…rradas…

No puedo sacarme de la cabeza el sueño que tuve hace dos días, no, sacudo la cabeza pero no se va. De repente me vi flotando encima del sol, me elevé y toqué los rayos que no ardían sino que acariciaban; lo abracé al sol, lo bajé a la Tierra y le pedí que me iluminara sólo a mí. Y al despertar permanecí durante horas allí dentro, en el sueño. Un sueño en el que poco a poco empezaron a entrar personajes cotidianos de esta vida nueva, de personas que frecuento en este instituto, y las paredes se metieron en el sueño, y también Katerin, la gorda de la limpieza y el bigote del director, yo estaba despierto y el sueño seguía, además era un sueño muy yo, tocaba todas las cosas y me parecían increíblemente reales. Estos puntos, este libro, creo que sigo soñando.

Y aún rebotan en mis paredes la voz de Katerin que me dice que aproveche, que ahora todo se reformula, que a ella también le pasó, que ahora el frío es verdaderamente frío, que en nuestra condición anterior no teníamos ni idea de lo que era el frío, ni tampoco del sabor de las fresas, me dice que ahora realmente descubriré el sabor de las fresas, y también me habló de los minúsculos surcos en la manga de mi jersey, y me di cuenta, los sentí, los leí. Pero a veces flaqueo, como ahora, no sé si voy a poder, no tengo la paciencia que ella me pide, Mi dibujo… no repre…sentaba… un sombrero… re…presentaba… una ser…piente boa que dige…ría un… elefan… te, creo que voy a terminar de leer esto cuando sea un viejo que pide limosna en las iglesias, y para colmo allí a lo lejos viene Katerin a preguntarme, seguramente, si ya he leído la primera página, no, definitivamente no voy a poder con esta oscuridad. ¿Pero cómo sé que es Katerin la que viene?

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