sábado, 21 de febrero de 2009

La única foto



Cómo no recordar ese momento. Podría haber significado un quiebre en mi carrera. Estaba a punto de participar del concurso que tanto había soñado. Me pasé noches enteras estudiando las características de la luz que podría haber en ese estudio, allí donde nos iban a evaluar para saber si alguno de nosotros, veinte prestigiosos fotógrafos venidos de todo el mundo, se alzaba con el premio. También investigué la tez de la modelo que se había prestado para posar, la velocidad del obturador, el tipo de cámara, los filtros, las cualidades de los otros fotógrafos que participarían en el certamen. Estuve días enteros perfeccionando mi técnica para observar a través del visor. Pero, más que nada, dediqué semanas a ejercicios de brazos, para controlar mi pulso y no mover la cámara que estaría sujetada a mi mano tiesa. Eso de no usar trípode era la regla más extravagante a mi gusto, pero no podía negarme si quería participar de "La única foto", tal el nombre del concurso. Todo estaba listo para ese día tan esperado. Mis colegas e, incluso, varios de mis competidores, me daban claro favorito. Iba a ganar, el premio tenía que ser mío. Sin embargo, no entiendo por qué le permitieron a esa estúpida modelo posar con ese puto gato de mierda. Mi estornudo no sólo salpicó el visor de esa Nikon D2X, sino al mismísimo presidente del concurso, venido especialmente de Japón, que no sabía cómo sacarse el hilo de moco que pendía del bolsillo de su traje. La próxima me pongo un barbijo, aunque no creo que haya próxima...

1 comentario:

se corto la luz!! vuelvan mas tarde dijo...

siempre hay una próxima vez pero tambien, siempre nos tropezamos con la misma piedra