domingo, 30 de agosto de 2009

Doce ideas que tengo pensado desarrollar algún día para forjar mi imperio


1. Cigarrillos que se enciendan solos (¿cómo es que todavía no se le ocurrió a nadie?).
2. Ataúdes con un muerto de cera ya incorporado, con cara de madre, abuela o tía, para simulaciones o para alimentar la culpa de los hijos.
3. Terrones de azúcar con sabor a sal.
4. Melocotones y sandías con un sistema que permita pelarse tan fácil como los plátanos.
5. Huevos con ventanita para ver lo que hay adentro.
6. Cursos superrápidos de enseñanza para ser profesor de cursos superrápidos.
7. Set de uñas postizas, con la diferencia de que la uña correspondiente al dedo medio lleve incorporada un pequeño vibrador.
8. Toboganes con un sistema neumático que vuelva a subir a la persona, para que no tenga que regresar a la tan aburrida escalera.
9. Una raza especial de perros que se alimente de su propia caca. Y que esa caca sea su plato favorito.
10. Un tapón para ombligos, para que no se llenen de pelusa.
11. Guillotinas con pequeñas mangueritas en el filo para que absorban la sangre del decapitado, y de esa manera el suelo no se manche.
12. Un rectángulo de plástico con una banda magnética para introducir en una caja de metal con botoncitos y pantalla, y que nos permita sacar la cantidad de dinero que le ordenemos. Creo que ésta sí es una idea increíble. Espero un día ponerla en práctica, antes de que alguien me la robe.

sábado, 29 de agosto de 2009

Tres cosas del cine que ya me tiene harto

1.
Las típicas escenas en las que el protagonista recibe una noticia que lo conmociona e, inmediatamente, corre al baño para vomitar. La toma dentro del lavabo jamás enseña ni una partícula del vómito, entiendo que por cuestiones estéticas, pero no sé, al menos que se aprecie un trocito de pizza, un granito de arroz, unas gotas de café recién expulsado de sus tripas manchando el borde del retrete... Y otra cosa que también me sorprende: ¡qué facilidad que tienen para vomitar! Este tipo de escenas suelen ser prácticamente iguales: el personaje recibe la noticia, su estómago se revuelve de forma automática, corre al lavabo, abre la puerta (que, invariablemente, es de esas puertas tipo "Saloon" del lejano oeste que se cierran y se abren con insistencia), mete su rostro casi dentro del retrete y a continuación expele en típico "buooooo", sin siquiera atinar a introducirse un par de dedos en la boca para ayudar a las amígdalas a contraerse; y finalmente, el personaje sale más aliviado y sin una sola mancha en su comisura, sin un trozo de lechuga entre los labios.

2.
Los créditos iniciales que duran una eternidad me parecen una total falta de respeto al espectador. Películas como la tercera parte de "El Señor de los Anillos", "Ed Wood" o "Los bañeros más locos del mundo 2 (La playa loca)", tienen presentaciones iniciales que –en el caso de la primera– llega a durar hasta 10 minutos. Entiendo que sea el momento ideal para demostrar el despliegue técnico y alardear de la creatividad que se verá en unos minutos, ya que el espectador está impaciente por ver el comienzo de la trama y su atención está pendiente de ello. Pero cuando en las salas de cine se ve que la gente empieza a rebufar, hablar entre sí o moverse en la butaca, imagino que en ese momento todo el mundo estará pensando "cuándo empieza la puta película".

3.
Hay veces que tengo muchas ganas de darles una sonora patada en el culo a las personas encargadas de subtitular las películas. ¿Por qué si Harrison Ford dice "you fuckin' piece of shit", en el texto sobreimpreso ponen "maldito bastardo"? ¿O por qué "fuck off, you asshole" se transforma para esta gente en un inocuo "vete al demonio, estúpido"? A esto también se suman omisiones, errores bestiales o transcripciones equivocadas. Estos subtituladores de pacotilla se piensan que porque la gente no domina el inglés se pueden reír de nosotros en nuestras jetas, hasta el punto de, por ejemplo, llamar "El Notas" en lugar de "Dude" a Jeff Bridges en El Gran Lebowsky. ¿"El Notas"? ¿Why don't you stop bother us, you sucker, faggot, cunt, fuckin' pieces of shit?... En este trabajo lleno de desidia e inoperancia, el castigo que se merecen por tan nefasta tarea es que solamente se dediquen a a cortar y pegar las únicas frases que aparecen en las películas pornográficas, ya que su capacidad parece que no da para más. Frases que, en general, se suelen limitar a "cómo me gusta", "sí, chúpamela", "más, más" o gemidos y onomatopeyas guturales varios. Y después, si evolucionan, que vuelvan al ruedo para subtitular películas de Julio Medem.

Hoy fui al cine y salí rabioso. Me cago en el séptimo arte.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Cada vez me pasa más a menudo




*** **** ** *** *** ** ** *** *ierda ********.

(O lo que es lo mismo: hay días en los que no sé que m***** escribir).


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lunes, 24 de agosto de 2009

Las aventuras de José María Loucost

José María Loucost se levantó temprano por la mañana de su cama de nombre "Malm", montada por él mismo gracias a los dibujitos para estúpidos de IKEA. Se fue a su ordenador HP de superoferta –sin conexión USB, sin entrada para CD y con pantalla plana pero sucia– comprado en MediaMark (él no es tonto), entró a su conexión Jazztel de 14,99 al mes con fijo incluido y visitó la página principal de Ryanair para ver si conseguía vuelos a Londres (mejor dicho, a Standsted, 100 km al norte) a 1 euro ida y vuelta gastos incluidos impuestos indirectos no incluidos. Sólo encontró una oferta a un pueblo que está cerca de un pueblo un poco más grande cercano a una supuestamente alucinante ciudad de pescadores del norte de Letonia. Lo pensó dos veces mientras se comía un cruasán marca Eroski y se tomaba su café marca Hacendado. Acto seguido se levantó, se quitó su camiseta Quechua que usa para dormir y se fue a la ducha. Cogió su jabón Día ("compra uno, lleva dos") y su shampoo marca Delyplus ("si lleva uno le regalamos el cepillito para la espalda"), mientras seguía pensando donde demonios viajar gastando muy poco, sólo con el fin de hacerse la foto con su nueva cámara digital Sorny comprada de cuarta mano a un comerciante de ojos rasgados. Mientras se afeitaba con su espuma Sorli Discount, descubrió un bulto en su cuello. Un bulto rojo, venoso, que le latía y le dolía. Espantado, José María Loucost abrió los ojos con desesperación. El pulso le comenzó a temblar. De inmediato se untó una crema para ocultar imperfecciones del rostro, comprada en Schlecker ("de regalo, tres rollos de papel higiénico"). Se sintió más tranquilo y salió al trabajo. Dos días después, José María Loucost murió. El diagnóstico: galopante infección de tráquea. Después de muchas deliberaciones, los familiares decidieron no enterrar el cadáver, sino cremarlo: era mucho más barato. Al salir de la sala de cremaciones, una tía gorda se acercó al empleado y le pidió si le podía dar el tiquet por los servicios prestados. Lo necesitaba imperiosamente para juntar puntos y conseguir descuentos en Carrefour.

jueves, 20 de agosto de 2009

Librosvida


Letras tinta hojas cordones que entrecruzan mis ojos labios manos dedos, principio nudo desenlace, y un abismo se abre entre un punto y un aparte, y mis ojos zigzaguean y mi dedo sobre la esquina del papel se niega a pasar página, vuelvo a leer este último párrafo de esta última página, y el nudo se desanuda, el nudo del cordón que me une a estas páginas que baten mi sangre y me dan vida y me asesinarán al acabarlas, sí, al final todas las páginas asesinan a su lector, pero por suerte sé que este proceso vital no acaba, no, el cordón se cortará como los guiones cortan las palabras largas, sí, allí fuera hay más libros que aguardan mi muerte, libros-cordón dispuestos a devolverme la vida una y otra vez, hasta el fin de los tiempos.

jueves, 13 de agosto de 2009

Noticia de última hora: Se suprime de forma definitiva la B.A.Q.E.P.



De nuestra agencia.
El presidente de la BRIGADA ANTISISTEMA QUE ESCRIBE PAREDES (B.A.Q.E.P), individuo que no quiso revelar su identidad, ha informado a la opinión pública, a través de un comunicado de prensa difundido en la tarde-noche de ayer, que la asociación creada en el post anterior de este blog cesa de forma definitiva sus actividades vandálicas y reivindicativas. El motivo que adujo su presidente fue, en declaraciones a este medio, "que se nos ha acabado la botella de spray que había comprado a cuatro euros en los chinos". Ante la pregunta de si la asociación volvería a la lucha ideológica con otros medios más efectivos, el citado presidente declaró: "Basta, no me toquen más los cojones". Y escapó cubriéndose la cara con el ejemplar del diario La Razón que estaba hojeando.

miércoles, 12 de agosto de 2009

B.A.Q.E.P. (Brigada Antisistema que Escribe Paredes)

El pasado jueves 30 de julio inauguré de forma unipersonal y unilateral la organización B.A.Q.E.P, dedicada a la incursión o intromisión de espacios públicos de manera ilegal e irresponsable, con el fin de modificar ciertas ideas preestablecidas que no hacen más que adormecer conciencias. En general, los objetivos principales estarán enfocados a iglesias, escuelas y oficinas estatales, verdaderos nidos de estupidización social y alelamiento ideológico. He aquí las primeras incursiones llevadas a cabo por este humilde servidor...

4 de agosto. Frente a la Oficina de Empleo de la calle Aragón.


2 de agosto. En una iglesia del siglo XVII de un barrio céntrico.


8 de agosto. En la tapia trasera de una escuela de barrio de clase media.


En un segundo término, las intervenciones tendrán una característica más literaria. El objetivo es que, a medida que la organización crezca, ir sumando mensajes más llenos de contenido, y no meros panfletos vacíos, sin un basamento teórico que convenza. Por tanto, las próximas intervenciones serán:

En un centro educativo del barrio de Sant Gervasi:
"Nunca dejé que la escuela interfiriera en mi educación"
Mark Twain

En un centro evangelista de la calle Rector Triadó:
"Tener fe es no querer saber la verdad"
Friedrich Nietzche

En el Palacio Municipal:
"Un funcionario es al estado lo que una hernia al disco".
Anónimo


Seguiremos informando.
Atentamente,
El presidente honorario del B.A.Q.E.P

viernes, 7 de agosto de 2009

Imágenes y demás de las presentaciones del libro Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente

Mañana se cumple (o se conmemora) un mes de la última presentación del nuevo libro de relatos intitulado Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente, editado por Hijos del Hule y cuyo autor es este humilde servidor. La promoción y autopromoción incluyó un artículo a página completa en el diario L'Independet de Gràcia, mención en la revista Time Out, en la publicación cultural Literata, en el suplemento cultural de La Vanguardia, recuadro en el matutino El Periódico de Catalunya y hasta una entrevista en la señal barcelonesa COMRadio, entre otras menciones o artículos (algunos están por venir en futuro).

Después de un mes, siento que todo ha sido demasiado rápido, que ha pasado mucho tiempo, que lo tantas veces deseado por fin se ha conseguido, y que ahora lo que toca es enfrentar ese tan extraño y molesto como necesario vacío del "después". Del "¿Y ahora qué?". Mientras aún sigo digiriendo tales elucubraciones, ahora prefiero compartir con la masiva audiencia de este blog las imágenes y palabras que ha dejado esta presentación en sociedad...


Viernes 29 de mayo. La Casa de los Cuentos, Gràcia, Barcelona. La primera de las presentaciones se desarrolló en este tan acogedor y ensoñador espacio. He tenido el honor de ser presentado por el gran escritor José Ignacio García Martín. Agradezco también a Daniel Hareg y a Numancia Rojas , por su gran aportación gran.



Lunes 15 de junio. Bar Eléctric, Barcelona. Servidor en plena lectura de uno de los relatos que componen el libro. En esta velada fui acompañado por la acuática y celestial música del fascinante grupo Selva de Mar.


Jueves 9 de julio. Leyendo mi discurso de presentación en la Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Av. Portal del Ángel, Barcelona, acompañado por Patricia Capdevila, mi estimable presentadora, y Lluc Berga, de Hijos del Hule. La velada fue cerrada por Helena Cuesta, cuentacuentos profesional, quien narró oralmente y de manera magistral algunos de los cuentos de la obra.


En este vínculo, más fotos de cada uno de los tres eventos.

Y a continuación, el discurso que leí en la última presentación del 9 de julio...

En cierta ocasión, el poeta Oliverio Girondo había dicho “un libro debe construirse como un reloj, y venderse como un salchichón”. Yo no sé si este libro-reloj que escribí lleva hoy la hora correcta, o si este libro-salchichón que estamos presentando esta tarde haya superado ya su fecha de caducidad. Pero les puedo asegurar que, en todo el proceso de creación de esta obra, he intentado ponerme siempre el traje de relojero. Aunque aún no sé si estoy cien por ciento de acuerdo con la sentencia de Girondo, hoy trataré de ponerme el traje de charcutero.

Podría hablar sobre muchas cosas esta tarde-noche. Podría contar las penurias que he soportado al peregrinar por varias editoriales para intentar publicar esta obra (con respuestas del tipo “lo sentimos, su manuscrito no se ajusta a nuestra línea editorial”, “lo sentimos, no publicamos relato”, “lo sentimos, no publicamos autores noveles” o “no lo sentimos, váyase de aquí”). Podría explayarme sobre el duro proceso de corrección. Sobre las musas, desventuras o anécdotas que me motivaron a escribir cada uno de los relatos. O también podría recordar que este libro-reloj o este libro-salchichón fue acabado de imprimir el día 24 de abril de 2009. Sí, justamente y muy a mi pesar, un día después de la diada de Sant Jordi.

Muchas anécdotas graciosas, tristes, insignificantes, desagradables o sorprendentes podría contar sobre el proceso de creación de este libro. Un libro que, a priori, podría decirse no tiene todas las de ganar. Porque es de relatos, –considerado hoy día un género menor en el mundo editorial–. Porque su autor tiene un apellido largo y difícil de pronunciar. Porque el título del libro es aún más largo y más complicado. Porque no tiene ninguna cita de recomendación en la contraportada. Y porque, para colmo, es una cosa rara, experimental, con dos portadas, impresa en dos direcciones. ¿Estará mal editado? ¿De un lado en castellano y del otro en catalán?

Entre todas estas cosas que podría contaros, ahora, con precisión de relojero, intentaré explicar un poco de dónde viene el cuentagotas, las gotas blancas y las gotas rojas.

Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente es un libro en el que he buscado encerrar varios sentimientos, producto de mis experiencias y mis elucubraciones en los últimos tiempos, podría decir en los últimos tres años: la ironía, la soledad, las relaciones edípicas, los amores trágicos, la literatura como válvula de escape, la búsqueda del yo, el vacío que deja el sexo… Sin embargo, todas esas musas se engloban en un solo tema principal: la creación y sus consecuencias. Sobre lo que se sufre más de lo que se disfruta durante el proceso de creación; o sobre aquello que sale de nuestro cuerpo y deja de pertenecernos para siempre. Porque crear, como explica el texto del prólogo, crear es sangrar. Es morir un poco: todos los días morimos un poco, pero al crear aceleramos el proceso… Aunque crear también es eyacular, es dar vida, es expulsar al exterior nuestra energía vital para donarla al universo, es sacar al exterior esas ideas que están alojadas en nuestra conciencia. Ideas que nos atraviesan y nos utilizan para tomar forma de texto, de pintura, de escultura o hasta de hijo. Porque, en realidad, toda creación existe incluso antes de que nosotros existiéramos, está viva desde el nacimiento mismo del universo. El artista sólo es el canal, el médium del que se vale esa creación para ver la luz.

Y así, bajo el paraguas de este tema que repica durante todo el libro, gotea una sucesión de relatos que, si bien tienen total independencia entre sí, están conectados por un mismo hilo argumental. Relatos con protagonistas como Aurelio y Glenda, por ejemplo, dos oscuros amantes que utilizan el sexo para olvidar su hartazgo por la vida, pero cuando advierten que ese mismo sexo que practican por hedonismo puede ser su vía de liberación, ya es demasiado tarde; personajes como Leopoldo, al que se le prohíbe la posibilidad de crear; o como Lucero, a quien sus universos paralelos acaban devorándolo; también aparece un mensajero medieval, una mujer que sueña al amor de su vida, un escritor fracasado, un asesino frente a su víctima… Sin embargo, el personaje que sobrevuela todos los relatos, diríamos el verdadero escritor de estas historias, es un tal Gregorio Jebluss, podría decirse el alter ego de este autor, mi antípoda como diría Millás, o mi heterónimo, a la manera de Pessoa y su Álvaro de Campos. Gregorio Jebluss es el personaje que este autor gesta y utiliza adrede para crear estas historias de vida y de muerte, de creación y vacío, de gotas blancas y rojas.

Este tal Gregorio Jebluss se vale de la escritura para descifrar una sensación de vacío y de deja vú permanente que lo persigue durante semanas. Para hallar la respuesta última creando historias, pariendo personajes, eyaculando, sangrando. Hasta morir. O hasta volver a nacer. Y en esa andadura, Jebluss es puesto a prueba en cada página, es condenado a muerte, es víctima de un complot, decide escapar, muere, resucita, experimenta aún más vacío… Y finalmente, cuando encuentra por fin su respuesta vital, se evapora. Y todo vuelve a empezar.

Y ahora, después de haber vomitado las letras que hoy forman parte de esta obra, que están elegantemente encoladas y expuestas en ese librito que está ahí a la venta, ahora soy yo el que siente en carne propia esa sensación de vacío, esa misma sensación a la que sometí a los personajes de cada relato. Y pienso: al final, los muy cabrones de mis personajes se salieron con la suya y consiguieron vengarse...

Pero igualmente soy de los que piensa que cuando algo muere, algo vuelve a nacer. Hoy, jueves 9 de julio de 2009, una parte de mí muere con la presentación de este libro, de este libro reloj o libro salchichón. Pero esa parte de mí que muere, también está naciendo. Estas gotas que están evaporando en esta presentación, muy pronto precipitarán y serán recibidas nuevamente por la tierra, por esta tierra. Y de esta manera, yo también, al igual que todos los que estamos aquí presentes, yo también volveré a nacer.

Para terminar, quiero agradecer a muchas, a muchísimas personas que, en mayor o menor medida, me dieron una gran mano para que este libro sea una realidad. Varias de esas personas están hoy en esta sala, otras se encuentran bastante lejos de aquí. Agradezco muy especialmente a José Ignacio García Martín, que desde el inicio se ha implicado tanto en la lectura del manuscrito, como en la corrección y en la primera presentación. A Patricia Capdevila, aquí a mi lado, por ceder su simpatía y su entendimiento para presentarme esta tarde. A la editorial Hijos del Hule, por darme la posibilidad de publicarlo y de inaugurar la colección Alambique. A Karina González por la paciencia y por la foto que aparece en la solapa. Y a David Padrosa, el diseñador de la portada, por haber sabido interpretar a la perfección el concepto de la obra, y haber traducido en gotas blancas y en gotas rojas lo que cierto día –con varias cervezas de por medio– le había explicado en un garito del barrio Gótico. Sin todos ellos, difícilmente este libro y esta presentación habrían sido posibles.

Y hasta aquí llegan mis palabras. Sólo deseo que el reloj que hoy estamos presentando aún conserve la hora exacta. Y que, durante mucho tiempo, el salchichón no supere su fecha de caducidad. Muchas gracias.