domingo, 16 de enero de 2011

BCN Flâneur / 7



Bogatell amanece con una garúa cosquilleante, de esas con gotitas que se te meten tras la oreja. Ahora lo sé: no hay en otros sitios garúas así. El mar arruga las rocas y despeina los caminos de arena falsa que conducen a algún tobogán curvo, de los que me gustan, o a esas sogas enlazadas para trepar que me dan tanto vértigo. Me paso la lengua por los labios y trago sal. Zamarreo de la chaqueta a mamá, pero no me habla. Ella se limita a mirarme. Se agacha, me besa. Me mira con sus ojos marmolados, sus párpados tiemblan al ritmo de las olas rabiosas. El viento filoso mueve sus rizos y la veo aún más hermosa. Insiste el viento, levanta la bufanda con elefantitos que me cubre la boca, y yo la sujeto para que no se me escape. Pero el viento me la arranca del cuello. Y a mamá también se la lleva. Estiro mis bracitos, me esfuerzo en llorar, pero sólo me cae garúa de los ojos. Me levanto las solapas de la chaqueta y corro a por un taxi. Creo que iré espaciando estas visitas. Cada vez me cuesta más quitar la sal de estos labios, la humedad tras las orejas.

    

2 comentarios:

Pablo Gonz dijo...

Pues me encantó. No te digo nada más. Con tu permiso lo apunto en mi lista de preferidos.
Abrazos admirados,
PABLO GONZ

Carme Carles dijo...

Muy bueno, Franco. Tengo una lágrima de sal prendida de releerlo.
Salut