sábado, 30 de enero de 2010

Apuntes en tinta / 3
Cuando la poesía me acosa





"¿Qué nos motiva a escribir? ¿Y por qué poesía? Un famoso escritor dijo alguna vez que la poesía es la única prueba fehaciente de la existencia de la humanidad. Otro, que la poesía es imprescindible, pero no supo definir imprescindible para qué. No estoy seguro si se trata de explorarnos hasta llegar a nuestro punto primario, el origen; tampoco sé si tiene que ver con exorcizar culpas o penas; ni siquiera podría decir que se trata de extirpar conciencias que nos carcomen (qué curioso, explorar, exorcizar, extirpar, todas palabras que comienzan con ex-…); tampoco sé si escribir poesía tiene que ver con buscar un camino para descifrar el universo, o bien descifrarnos a nosotros mismos. No tengo idea. Lo único que sé es que cada mañana al levantarme mis dedos quieren moverse, mi espalda se encorva levemente, mis ojos se entrecierran y el pecho se me estruja como un trapo. Y que, a continuación, comenzaré a vomitar sin control alma en estado puro, carne viva. Como un funambulista ante el abismo, a mí lo que me mueve a hacer poesía es la posibilidad de que aquello que escribo a diario quizás sea lo último que escriba en mi vida”.

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