lunes, 1 de marzo de 2010

Historias del Miniatura / 1


–¿Corto de café?
–Corto de café.
Me senté a esperar a Noemí, mientras Tarik preparaba el cortado más espantoso y más barato del Raval. Estaba nervioso, para qué negarlo. Saqué un par de servilletas del servilletero y me puse a hacer flores papirofléxicas. A la cuarta flor abandoné los pliegues y empecé a escarbar con la uña los recovecos llenos de mugre de la mesa de madera. Una vez despejada la grieta de toda su suciedad, saqué mi bolígrafo y me puse a garabatear los márgenes de un Mundo Deportivo lleno de manchas de aceite. Cuando me cansé de dibujarle bigotitos a Fernando Alonso levanté la vista y divisé el titilante manchón verde sobre la pantalla de la tele, justo cuando el Recre marcaba el descuento. El tintineo del pocillo golpeando el plato me hizo volver la vista hacia abajo. Bebí un sorbo, qué mierda de café pensé. Minutos después sentía un cosquilleo en el bolsillo. Apreté el botón Responder.
–¿Sí? Sí, aquí. Ah, bueno, vale. De acuerdo, sí, sí. Nnno, no te preocupes. Ningún problema. De acuerdo. Adiós, adiós.
Me levanté a pagar con extrema lentitud. Sentí un ligero dolor en el pecho.
–Setenta céntimos– me recordó Tarik.
Crucé la puerta del Miniatura para volver a casa justo cuando el Recre le empataba al Aleti en tiempo suplementario.

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