martes, 1 de diciembre de 2009

Conclusiones cientificistas / 3




Revuelo causaron los resultados del estudio llevado adelante por el doctor Svevan Belovsky, del Instituto de Estudios Conspirativos pertenecientes a la Universidad Caprescu de Bucarest. Tras analizar en profundidad unas trescientas cincuenta canciones de Los Beatles, de estudiar la frecuencia de las notas escogidas, la tonalidad de las voces en conjunto y por separado, de desgranar y particionar los llamados “ruidos blancos” –abundantes en la obra beatle–, así como las frases ocultas, los trucos sonoros, los textos de las letras y el arte de las portadas, finalmente determinó que el grupo de Liverpool fue la herramienta que el sionismo y demás organizaciones secretas que no pudo –o no se atrevió– a precisar, utilizaron para crear el concepto de “adolescencia”. Antes de los Beatles la adolescencia tal como la conocemos hoy, simplemente, no existía. Esto es, el grupo humano de consumo más apetecible por el mercado capitalista: individuos ávidos de nuevas experiencias, con tiempo libre, hormonas en ebullición y trabajos que, aunque mal pagos, les permite solventar sus histéricos caprichos. Caprichos que consisten, básicamente, en tres: discos, ropa y drogas. Los discos para recibir la correspondiente inoculación ideológica sin que lo adviertan en absoluto (desde la supuesta rebeldía del punk hasta el absurdo refinamiento del prog rock). Ropas para crear el concepto de mano de obra barata en Asia y Sudamérica. Y drogas, por supuesto, para que no se salgan de la raya y continúen mansos y a-rebeldes. Los Fab Four, como se sabe, impusieron el concepto “nuevas ropas - nuevos sonidos - nuevas drogas”. Para rematar el texto de presentación del estudio, el doctor Belovsky expresó en aquel salón atestado de gente la siguiente sentencia: “Y ahí los ven, ahogándose en un absurdo cielo con diamantes, atravesándolo metidos en un submarino amarillo sin ventanas, y pensando ‘Don’t bother me, I’m only sleeping’”.

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